jueves, 29 de diciembre de 2011

El ciclo de la Historia

Hastiados estamos de escuchar que la historia es cíclica, que la historia se repite. Es verdad, en mayor o menor medida, la historia siempre vuelve para que sembremos en el presente una semilla que florecerá en el futuro, un poco después de que retorne el pasado. Algo así dije conversando en familia el otro día: "Mi generación verá cómo nuestros hijos lucharán para que nuestros nietos recuperen los derechos que ya habían alcanzado nuestros abuelos". Pero el post de hoy no es tan político, es más reflexivo.


Se estrena esta noche en  La 1 una miniserie sobre Tarancón, uno de los paradigmas eclesiásticos de España, y me ha dado por pensar lo que fue la Iglesia -y sus relaciones con el poder-, en lo que se convirtió después, y en lo que es ahora, siempre pensando en el medio plazo.


Los horrores de la más terrible de las guerras, esa que tuvo lugar entre 1939 y 1945, dejaron tan conmocionado al mundo, que hasta los sectores más ultraconservadores -como había sido el cristianismo regido por el Vaticano- andaban con pies de plomo y mucho tiento en los designios del poder. Quizás no era por convicción, quizás ni siquiera era por condescendencia, pero lo cierto es que esta falta de ortodoxia en algunos sectores católicos hacía más fácil la convivencia con los no creyentes, y más pragmática la supervivencia de un Régimen obsoleto.


En España la historia fue diferente al resto de Europa. La anticipación de la guerra y la victoria del bando totalitario hizo más fácil la ultrapenetración católica en todos los vericuetos de nuestra ya de por sí atrasada sociedad. Y dentro de este conservadurismo exacerbado apareció la figura de Tarancón, un cardenal "anticatólico" (o, al menos, en contra de los abusos eclesiásticos que se hacían en nombre de Dios).


Lo cierto es que Tarancón no era exactamente de izquierdas, ni comunista, ni "anticatólico", como intentaron etiquetarle los franquistas, pues no olvidemos que hablamos de un cardenal. Simplemente podría decirse que era un tipo con sentido común, y que más allá de tener unas creencias u otras, abominó del abuso de poder, la corrupción, los favoritismos políticos, el hambre del pueblo y la violencia de Estado.


En tiempos de Tarancón, quienes dominaban el Vaticano eran Papas cabales, centristas y, especialmente, con sentido común. Por ejemplo, Juan XXIII prohibió la definición de "Cruzada" de la Guerra Civil Española, y Pablo VI se reconocía como democristiano antifascista. Fue gracias al beneplácito de estos pontífices la obtención de Tarancón de la presidencia de la Conferencia Episcopal, en lugar del destierro que hubieran querido los tecnócratas del Opus y los falangistas de la élite franquista.


Cuento todo esto para terminar el post con la idea con que lo comencé: la historia se repite, la historia es cíclica. El carácter centrista de Tarancón, Juan XXIII o Pablo VI (o posteriormente el carácter conciliador de Juan Pablo II) vino determinado por los horrores cometidos en la II Guerra Mundial, por la pérdida de moralidad que había asolado Europa y por la necesidad de humanización de la masa. En el fuero interno de muchos gobernantes (políticos y espirituales) había crecido el sentimiento de culpa que arrastra la mano de hierro, por lo que pensaron que la conciliación, la sensibilización y el sentido común podrían ser las mejores armas para conducir las conciencias.


Sin embargo, la capacidad de elección lleva a la ausencia de fe, a la búsqueda de valores descontextualizados de la espiritualidad, al encuentro de valores naturales inherentes al ser humano por ser humano, no por ser procedentes de ninguna divinidad. Y esto les asusta porque les resta poder, por eso han vuelto a apostar por el miedo. Por eso en lugar de seguir progresando y caminar despacito pero con buena letra, han dejado de lado la libertad individual para volver a amedrentar a la masa. Por eso en lugar de Tarancones hemos vuelto a tener Torquemadas (que en el siglo XXI se llaman Roucos). Por eso en lugar de un Papa antifascista tenemos un Papa que perteneció a las Juventudes Hitlerianas. Por eso en lugar de subvencionar la escuela pública se está potenciando la enseñanza -católica en muchos casos- privada. Por eso los cardenales en lugar de dar misas cada vez copan más los medios de comunicación. Por eso estamos como estamos, porque la historia se repite y parece que no queremos darnos cuenta.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Los Ministros de Rajoy

El siguiente resumen sobre los próximos dirigentes de España está extraído de la web del diario Público de hoy.


Soraya Sáenz de Santamaría- Vicepresidencia


“Es una mujer con ambición”. Así la definen algunos de sus compañeros de partido. Se refieren a Soraya Sáenz de Santamaría (Valladolid, 1971), ex portavoz del PP en el Congreso de los Diputados y ahora mano derecha de Mariano Rajoy en el Gobierno. La nueva vicepresidenta ha llegado muy lejos. Tanto que a su carrera política sólo le queda por sumar ya el cargo que estrena ahora su jefe de filas. “Y todo se andará…”, vaticinan desde el PP.
Todos en la formación conservadora apostaban por esta abogada del Estado en sus quinielas. Hoy, su sucesor en el cargo en la Cámara Baja, Alfonso Alonso, destacaba precisamente su trayectoria y su “enorme capacidad”. “Es una persona muy trabajadora y perfeccionista”, contaba en una entrevista en Telecinco.
Los que la conocen bien destacan también de ella sucapacidad para formar equipos y su lealtad. Una virtud que Rajoy ha sabido valorar. Ella lo apoyó aún cuando su liderazgo estaba siendo muy cuestionado internamente y con el paso del tiempo le demostró que era una mujer en la que él podía confiar.
“Lo que diga el jefe”. Esa ha sido siempre su respuesta para quitarse de en medio cuando saltaba algún tema espinoso. Con una sonrisa. Una dirigente que se puede tomar una caña en cualquier momento con los periodistas pero que no baja la guardia. Se muestra prudente y seria con los asuntos que maneja, siempre cuidando de no salirse del guión oficial de su partido.

De las 'vacas locas' al 11-S 

Llegó a Madrid en 2000 para hacer una entrevista con Francisco Villar, jefe de gabinete de Rajoy por aquel entonces. Y se quedó. Durante años trabajó a la sombra del actual presidente del Gobierno. Se estrenó con el tema de las ‘vacas locas’, cuando éste ocupaba la vicepresidencia primera del Gobierno de José María Aznar. Después hizo las maletas y se fue con él a Interior, donde vivió los atentados del 11-S.
Del Ministerio regresó a la Moncloa y le tocó afrontar el desastre del Prestige, viviendo dos meses en A Coruña. Cuando a Rajoy lo designaron sucesor, Sáenz de Santamaría se trasladó a la sede nacional del PP. Vivió con él las dos derrotas electorales. Y se convirtió en secretaria de Política Autonómica y Local, metiéndose de lleno en todas las negociaciones de reformas estatutarias, con la del Estatut a la cabeza.
En 2004 fue por primera vez en las listas ocupando el puesto 18. En estas pasadas generales iba de 'número dos'. Por aquel entonces entró como diputada cuando Rodrigo Rato dejó su escaño para marcharse al Fondo Monetario Internacional. En marzo de 2008 se convertía en el rostro y la voz de su partido en el Congreso relevando a Eduardo Zaplana. Fue en una Junta Directiva Nacional muy tensa. A la salida muchos reprocharon a Rajoy que le diera una oportunidad tan grande a “una mujer tan joven y sin experiencia”. 
Sáenz de Santamaría se ha curtido a base de enfrentamientos dialécticos con los dirigentes socialistas. Primero con María Teresa Fernández de la Vega y luego con Alfredo Pérez Rubalcaba en las sesiones de control. También ha tenido sus más y sus menos con la vicepresidenta económica Elena Salgado. Esta última aprovechó hace unos días la fiesta de la Asociación de Periodistas Parlamentarios para, en su discurso, sacudir con elegancia a su contrincante política diciendo que a diferencia de ella no disponía de tiempo para ensayar sus discursos frente al espejo. Todo el mundo entendió que se refería a Sáenz de Santamaría. No la citó pero a nadie se le escapa que la conservadora se caracteriza por tener una gran memoria y parece recitar a veces algunos discursos de carrerilla.
En el PP creen que sus colaboradores durante estos años, también tienen muchas posibilidades de ascender peldaños en el organigrama. Los diputados José Luis Ayllón, Álvaro Nadal o Fátima Báñez son algunos de los nombres que dan por hecho ganarán protagonismo.

Sin baja maternal 

Casada por lo civil en Brasil fue madre de un niño, Iván, el pasado 11 de noviembre. A los pocos días de su nacimiento Rajoy la puso a pilotar el traspaso de poderes. Fue muy criticada por saltarse la baja maternal. Su interlocutor, Ramón Jaurégui, le preguntó por ello mientras les hacían las fotos de rigor el primer día que se hablaba de los relevos ministeriales. Cortó la conversación diciéndole que era su marido quien se ocupaba.


Luis de Guindos- Economía y Competitividad
Ha dicho Mariano Rajoy que quiere más Europa. Sea. Si el Viejo Continente, cada vez que baja la música de la crisis financiera, se encuentra con un ex Goldman Sachs sentado en otra silla de poder (al frente del BCE, en Grecia, en Italia) España tendrá al timón del Ministerio de Economía a un ex Lehman Brothers. La banca de inversión americana ya tiene su cuota española. No hay mejor currículum. Luis de Guindos, el hombre que dirigió la filial en España del gigante que arrastró a la economía mundial con su quiebra, el economista que dijo en junio de 2008 que la reestructuración de la matriz por sus errores con las hipotecas no tendría repercusión aquí y se encontró meses después echando el cierre, será el encargado de gestionar la cartera más delicada del Gobierno. Aquella experiencia, ha declarado en más de una ocasión, fue la más dura de su vida laboral. No volverá a la banca de inversión, ha dicho.
A ella llegó en realidad del mundo de la política. De Guindos fue secretario de Estado de Economía en tiempos de José María Aznar y hubiera aspirado a más y antes con Rajoy. No pudo ser y acabó en Lehman. Con la crisis, llegó la segunda oportunidad. Dicen que, cuando le propusieron convertirse en presidente de Caja Madrid (hoy Bankia) para frenar las intenciones de Esperanza Aguirre en la entidad madrileña, contestó a sus allegados que prefería esperar. Iba a ser ministro de Economía. Hoy es su admirado Rodrigo Rato quien se sienta al frente de Bankia.
De Guindos es un hombre de arremangarse. Madrileño del Atlético, nacido en 1960, obtuvo el premio extraordinario de fin de carrera al licenciarse en Ciencias Económicas y Empresariales por el Colegio Universitario de Estudios Financieros de Madrid y aprobó la oposición a técnico comercial y economista del Estado con el número uno de su promoción. Pasó de Lehman a la entidad que se encargó de liquidarla en este país: la consultora PricewaterhouseCoopers, donde seguía hasta ayer y, en el breve lapso entre una y otra, estuvo a punto de ser fichado por el banco japonés Nomura y ocupa cargo de consejero en Endesa. Otra cosa es dónde vaya a poner su capacidad de trabajo, ese perfil que él definió hace tiempo, cuando le preguntaron por su porra de ministro de Economía, como "alguien que se va a dejar la vida".
El gran reto de De Guindos estará en el sector financiero. El PP ha puesto como prioridad de su Gobierno sanear los activos inmobiliarios tóxicos que siguen en poder de bancos y cajas de ahorros. Al frente de Economía y, por tanto, como máximo responsable del Tesoro, tendrá que lidiar con los vencimientos por 120.000 millones de euros de deuda del próximo año más los 40.000 millones estimados de déficit. Tampoco es casualidad que en su cartera vayan a grabar el cargo de Competitividad junto al de Economía. Es parte de su discurso habitual que España saldrá de esta logrando ser más barata que otros y eso pasa, según él, por acabar con la negociación colectiva tal y como está regulada hoy. Otra cosa es que Rajoy lo va a atar corto. Hasta en la Comisión Delegada para Asuntos Económicos tendrá al presidente sentado a su lado.

Alberto Ruiz-Gallardón- Justicia
Ya lo dijo Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, una de sus principales rivales internas: "Gallardón lo que realmente quiere ser es ministro". Y así es. Lo quería. Desde las generales de marzo de 2008, cuando amagó con dejar la política después de que Mariano Rajoy decidiera solucionar la enésima lucha de poder del alcalde con la presidenta de la Comunidad castigando a los dos sin puesto en las listas. Cuatro años de penitencia, de no sacar los pies del tiesto y de lealtad a su jefe le han bastado para, primero, ir de número cuatro en las listas por Madrid; después, estar en todas las quinielas y, por fin, aparecer en el boleto premiado. A partir de mañana, cuando jure o prometa su cargo, se convertirá en el primer ministro de Justicia de la era Rajoy. Algo le suena de su nueva competencia. En 1982 ingresó por oposición en la carrera fiscal, de la que está en excedencia.
La historia reciente de Alberto Ruiz-Gallardón (Madrid, 1958) está en el Ayuntamiento de la capital donde ha sido alcalde desde 2003. En 2007 revalidó la mayoría absoluta. Y lo mismo ocurrió el pasado mayo cuando ya muchos de los suyos daban por hecho que no se comía las uvas en el palacio de Cibeles, sede municipal. Antes de alcalde fue presidente de la Comunidad de Madrid, senador y diputado en la Asamblea regional.

Un 'pata negra'

En el PP, Ruiz-Gallardón es un pata negra, el calificativo que se les aplica a aquellos dirigentes que provienen de Alianza Popular. Y el niño mimado de Manuel Fraga, a quien se considera su padrino político. Pese a ello, a lo largo de su carrera ha hecho todos los malabarismos posibles para lograr ser una persona cómoda en los ambientes más progresistas, pero también en los más conservadores.
Es un apasionado de la música. Y, desde hace más de un año, presume allá donde va de Olimpia,una perra cuyo nombre le recuerda su fracaso a la hora de conseguir la capitalidad olímpica de Madrid. Hasta ahora era fácil verle mientras la pasea por la zona madrileña de Alonso Martínez.
Su marcha del Consistorio no borra su herencia. Ana Botella, su sucesora, hereda el Ayuntamiento más endeudado de España: 6.891 millones de euros. La cifra acapara por sí sola el 25% de la deuda de los 8.116 ayuntamientos españoles. El soterramiento de la M-30 y la reconstrucción del palacio de Cibeles han sido dos de sus grandes obras. Está por ver si su escudero, Manuel Cobo, lo sigue siendo.

Jorge Fernández Díaz- Interior
Era el año 2002 y en el PP de Catalunya había tambores de cambio. Un dirigente del partido, interrogado sobre el futuro, hizo ademán de pegar la oreja al suelo: "¿Escucha lo que viene de Madrid?", se le preguntó. "Sí, pero antes que yo lo oirán los Fernández".
La anécdota ilustra el férreo control que ha ejercido Jorge Fernández Díaz (Valladolid, 1950) sobre la delegación catalana del PP. "No se recuerda un PP donde no haya mandado él", dicen fuentes parlamentarias. En efecto, su carrera política viene de muy lejos.
Ingeniero e inspector de trabajo, en 1980 fue en Asturias el gobernador civil más joven de España. Después ejerció ese cargo en Barcelona. Por entonces, su ahora colega deEjecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, contaba 10 años. Seducido por la figura de Adolfo Suárez"Es nuestro hombre", repetía, fue candidato del CDS. Sufrió una dura derrota, pero lejos de abandonar, comenzó una larga trayectoria de piruetas y se sumó a AP.
Desde entonces, ha sido el enterrador del PP de Catalunya. Desde Barcelona, y con la cooperación de su hermano Alberto, presidente del grupo del PP en el Ayuntamiento, ha apartado sucesivamente a Eduard Bueno, Aleix Vidal-Quadras, Josep Piqué y Daniel Sirera.
A mediados de los noventa, llegó a Génova, la sede nacional, para ser el secretario de Política Autonómica y allí intimó con Rajoy. Fue su primer secretario de Estado y formó parte de su núcleo duro, junto a Ana Pastor y el difunto Francisco Villar. Curiosamente, no guarda buena relación con el también catalán Jorge Moragas, jefe de Gabinete del presidente. Se le considera un tecnócrata con poco liderazgo y en el partido le reprochan haber firmado las peores derrotas del PP, tanto en generales como en autonómicas.

La "súbita conversión"

Jorge Fernández es, ante todo, obediente: ha ejercido de duro o moderado en función de una fidelidad a Rajoy que le llevó a ser vicepresidente tercero del Congreso. Desde ese cargo promovió la colocación de una placa en las Cortes en recuerdo de la madre Maravillas. En efecto, hace dos décadas vivió una "conversión" al catolicismo que ha tildado de "agustiniana", por San Agustín. Eso explicaría su proximidad al presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, y su labor de enlace con el Vaticano.
Su nombramiento, que incomoda a Alicia Sánchez-Camacho, es más un premio que una consecuencia de la "cuota catalana". Su reto será ahora, en el culmen de su carrera, contribuir a sellar el fin de ETA.

Cristóbal Montoro- Hacienda
Los funcionarios de la Real Casa de la Aduana, donde tiene su sede el Ministerio de Hacienda, en la calle de Alcalá, a un paso de la Puerta del Sol, ya le conocen. Cristóbal Montoro (Jaén, 1950), coordinador económico del PP en la pasada legislatura, vuelve a ser el ministro responsable de los impuestos y del Presupuesto. Ya ocupó el Ministerio de Hacienda entre 2000 y 2004, en la segunda legislatura de Aznar. Ahora, se añade a sus responsabilidades Administraciones Públicas, esto es, las relaciones con autonomías y ayuntamientos, y la gestión del aparato burocrático del Gobierno, funcionarios incluidos.
En los gobiernos de Aznar, Montoro (catedrático de Hacienda Pública, que desembarcó en la política en 1993 procedente del Instituto de Estudios Económicos, el think tank vinculado a la CEOE) capitaneó las rebajas fiscales de aquellos años, algo de lo que suele hacer gala y comentar a la mínima ocasión que se le presenta (aunque algunos economistas cuestionan aquellos recortes de impuestos, sobre todo de las rentas más altas y a las plusvalías). Ahora le corresponderá una tarea bien distinta: será el encargado de diseñar, y en gran medida ejecutar, los recortes del gasto para cumplir con el objetivo de déficit acordado con la UE. Así, las primeras medidas del nuevo Gobierno de Rajoy saldrán de sudepartamento: la prórroga del Presupuesto, que se aprueba ya el viernes 30, con un primer recorte del gasto, y la nueva Ley de Estabilidad Presupuestaria, que consagrará el déficit cero. También se ocupará de la eliminación de organismos públicos anunciada por Rajoy, y tendrá que negociar el sueldo de los empleados públicos, si no vuelve a congelarse el próximo año.
Las medidas anunciadas por Rajoy en la investidura también incluyen ajustes en los impuestos (y deja para más adelante una eventual reforma tributaria) y, aunque dijo que no tiene intención de elevar la presión fiscal, algunos analistas no descartan que haya que subir el IVA para poder cuadrar el déficit. De bajar impuestos, a Montoro le tocaría ahora subirlos.

José Manuel García-Margallo- Exteriores y Cooperación
Europa y Economía. Esas dos palabras, claves en el nuevo Ejecutivo de Mariano Rajoy, están tatuadas en la piel política de José Manuel García-Margallo y Marfil (Madrid, 1944). Desde hace 17 años es eurodiputado. En las últimas dos legislaturas ha sido el vicepresidente de la comisión económica de la Eurocámara y durante otras dos (1986-94), portavoz de Economía en el Congreso de los Diputados.
Este lunes, García-Margallo todavía estaba en su escaño, desde donde interrumpió varias veces en inglés lengua que habla con fluidez al presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Le exigió que compre deuda pública de países como España para frenar la especulación, una de sus reivindicaciones junto a la emisión de eurobonos, que a menudo exponía a sus siempre reticentes colegas alemanes. En los últimos años ha sido uno de los negociadores clave del Partido Popular Europeo (PPE) en la reforma institucional de la supervisión financiera europea.
Muchos lo daban por amortizado, por su edad (67 años) y su lejanía de la política nacional, pero Rajoy siempre lo ha tenido cerca como asesor en temas económicos y europeos, sobre todo desde el estallido de la crisis de deuda. Por ese motivo fue uno de los pocos acompañantes del presidente electo en su primer viaje al exterior tras las elecciones: la cumbre del PPE del 7 y 8 de diciembre, en Marsella, donde Rajoy se reunió con Timothy Geithner, secretario del Tesoro de EEUU, y los principales líderes de la Unión.
Cuenta uno de sus allegados que a García-Margallo le habría hecho ilusión ser ministro de Defensa. "Su padre era general", recuerda. Pero el nuevo jefe de la diplomacia se define a sí mismo como "de extremo centro".
Quizás por eso, cuando en 1977 fue nombrado director general de Desarrollo Comunitario, en el Ministerio de Cultura de UCD, ordenó retirar los símbolos falangistas del edificio de su Dirección General. Allí ocupaba el despacho de Pilar Primo de Rivera, hermana del fundador de la Falange Española.

Pedro Morenés- Defensa
Hasta ayer, en su biografía, la carrera política de Pedro Morenés (Getxo, Bizkaia, 1948) estaba en stand by desde agosto de 2002, cuando dejó de ser secretario de Estado de Política Científica y Tecnológica en la etapa de Josep Piqué como ministro.
Pese a que su nombre no sonaba en las quinielas, fuentes próximas al líder del PP confirman que el sustituto de Carme Chacón llevaba ya tiempo asesorando a Mariano Rajoy en materia de Defensa. Licenciado en Derecho, es uno de los gestores del nuevo equipo del presidente, esos a los que ahora se les denomina "tecnócratas". Una persona que ha acumulado experiencia como directivo de empresas de armamento.
De hecho, recala en el Ministerio desde su despacho de la empresa de misiles MBDA. Desde el año pasado es director general de esta firma. También figura como presidente de la empresa de seguridad privada Segur Ibérica. Precisamente, una de las encargadas de velar por la seguridad de los atuneros españoles en el Índico, uno de los principales frentes del Gabinete que le ha precedido al frente del departamento de Defensa.
Hace un par de años, su nombre se vio envuelto en la polémica tras desvelarse que había sido fichado por Instalaza, una empresa española dedicada a la fabricación y la venta de bombas de racimo. Cesó de su cargo hace un mes, según consta en el Boletín del Registro Mercantil.
Su vida profesional también ha estado muy vinculada al sector naval. Así, ha pasado por Construcciones Navales del Norte, la división de construcción naval del Instituto Nacional de Industria y por Astilleros españoles.
Pese a las buenas relaciones que mantiene con Rajoy, Morenés nació en el mundo de la política de la mano de José María Aznar. Y, concretamente, como secretario de Estado de Defensa y Seguridad (2000).
El encargado de practicar las políticas de "austeridad" del Gobierno en Defensa es un aficionado al golf que desde marzo de 2005 preside el Círculo de Empresarios. Otro hombre de empresa para la política.

Ana Pastor- Fomento
Aprender a recortar inversiones pisando callos a autonomías y constructoras será la principal y dura tarea de Ana Pastor (Zamora, 1957), dado el ajuste draconiano que viene. Los constructores ya han hecho llegar a Rajoy sus cuitas y desde hoy harán cola ante la hasta ahora responsable de Política Social en el PP y exministra de Sanidad con José María Aznar para que resuelva graves problemas económicos.
Evitar la quiebra inminente de las autopistas radiales de Madrid está entre las prioridades más difíciles. Menos amarga será la privatización prevista de Barajas y El Prat. Pastor, médico de formación, podría optar por una privatización total para hacer más caja. Diputada por Pontevedra, tendrá que resolver si se demoran los plazos de la llegada del AVE a Galicia.



José Ignacio Wert- Educación, Deportes y Cultura
"Estudié Derecho y Política. He dedicado muchos años a la opinión pública (presidí Demoscopia). Ahora me dedico a la consultoría y a opinar en los medios", dice su perfil de Twitter .Tertuliano habitual, ayer anunció en la Ser que en Educación habrá que "consensuar y dialogar porque es donde España se juega el futuro". José Ignacio Wert (Madrid, 1950) ha desarrollado su actividad profesional al estudio de la opinión social (16 años en Demoscopia).
Es licenciado en Sociología, Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid, donde ha sido profesor, además de en la Autónoma de Madrid. Fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado conservador. Tres deducciones de sus artículos: es católico, taurino y madridista.

Fátima Ibáñez- Empleo y Seguridad Social
Con cuatro legislaturas como diputada a sus espaldas, Fátima Báñez (San Juan del Puerto, Huelva, 1967) toma las riendas de uno de los ministerios clave de la próxima legislatura: Empleo y Seguridad Social. Licenciada en Derecho y Ciencias Económicas y procedente del PP andaluz, ha sido portavoz en la Comisión de Economía y Hacienda y de la Comisión de Presupuestos. Participó también en las negociaciones del Pacto de Toledo sobre la reforma de las pensiones.
Con prácticamente cinco millones de parados y unas previsiones muy negativas para el próximo año, Báñez tendrá que lidiar con sindicatos y patronal, pilotar la reforma laboral que Mariano Rajoy quiere para el primer trimestre del año y asumir su posible contestación en la calle.

José Manuel Soria- Industria, Energía y Turismo
A José Manuel Soria (Las Palmas de Gran Canaria, 1958) no le molesta que le recuerden su parecido con José María Aznar, al que podrá pedir consejo sobre qué hacer con el sector eléctrico (el expresidente asesora a Endesa). A él, o a Luis de Guindos, aún consejero de esa empresa.
Como apuntó Rajoy antes de su investidura, el déficit de tarifa de las eléctricas es un "problema importante": ya equivale a más del 2% del PIB. Posiblemente sea el mayor reto que afronta Soria, cuyo perfil (es economista del Estado) recuerda en cierto modo al de su antecesor, Miguel Sebastián, aunque es mucho más político. En el sector turístico gusta su vinculación con Canarias y que antes de entrar en política haya tenido responsabilidades ligadas a ese área en la Administración.

Miguel Arias Cañete- Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente
Siete años después, Miguel Arias Cañete (Madrid, 1950) vuelve al Ministerio de Agricultura, donde tuvo que lidiar con la crisis de las vacas locas, el fallido acuerdo pesquero con Marruecos y la catástrofe del Prestige. Una de sus intervenciones más sonadas fue cuando habló de "aquellos camareros maravillosos que teníamos, que le pedíamos un cortado, mi tostada con crema, la mía con manteca colorada, y a mí uno de boquerones en vinagre, y venían y te lo traían rápidamente y con una enorme eficacia".
Licenciado en Derecho, tiene cuatro casas, siete coches y más de 325.000 euros en participaciones en petroleras, según la declaración que presentó en el Congreso. Cañete tendrá que afrontar la reforma de la Política Agraria Común (PAC).

Ana Mato- Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
Cuando el PSOE nombró a Leire Pajín ministra de Sanidad, el PP criticó su falta de experiencia. Para sustituirla, Rajoy ha elegido a Ana Mato, que es licenciada en Ciencias Políticas y Sociología y tampoco tiene currículum sanitario.
Mato (Madrid, 1959) es una perfecta conocedora de los entresijos del PP, al que pertenece desde 1983, en una trayectoria salpicada por la implicación de su exmarido, Jesús Sepúlveda, en la Gürtel. Esta aznarista asume una cartera en la que tendrá que afrontar la deuda del sistema sanitario, gestionar la Ley de Dependencia y la del Aborto. Precisamente, el pasado octubre afirmó: "El aborto no es una solución, es un drama para la mujer". El PP, agregó, modificará la actual norma en cuanto se pronuncie sobre la misma el Constitucional.

martes, 20 de diciembre de 2011

El presidente de la duda

Ya lo advirtió el pasado 8 de diciembre en Marsella: las urnas le habían legitimado para imponer recortes. Lo peor no es su consciencia de poder hacer lo que quiera, sino que en Europa creyeron que así era: Barroso declaró que Mariano Rajoy había ganado las elecciones por decir la verdad a los españoles.

Ahora bien, yo me pregunto cuál es la verdad, ya que en los vericuetos de los infundios hay que resaltar que no decir la verdad también es mentir. Por tanto, es loable admitir que nuestro querido Presidente del Gobierno es un artista del engaño, pues al no decir nada, al no afirmar ni desmentir, al dejar hueco a la duda como máxima de cualquier discurso, el embuste es la carencia manifiesta de verdad.

Que todos los analistas políticos afirmen que Rajoy se ha guardado anunciar las medidas más duras, habiendo ya declarado que va a recortar 16.500 euros de gasto público, que va a reducir los puentes, que va a eliminar las prejubilaciones, que reestructurará el sistema financiero y que privatizará las televisiones autonómicas, me da auténtico miedito.

Llevan meses advirtiéndonos desde Europa que algo hemos de hacer para no acabar como Portugal o como Grecia. Teniendo en cuenta que el salario mínimo en el país heleno es de 739 € y en España es de 641 €, y que Rajoy quiere eliminar el paro (con la calma, que en 2012 será imposible cumplir el único punto de su programa) gracias a los minijobs –quiero decir, precariedad laboral-, creo que el griego nos lo van a hacer a los españoles.

Pero bueno, podemos quedar todos tranquilos, porque seguramente en TeleEspe y demás nadie informará de nada y ni siquiera sabremos que no están dando por atrás. Así que ¡hala, a disfrutar del presidente electo!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

La Europa de la Unión

Muy agoreras son gran parte de las noticias que en las últimas semanas publican los periódicos, especialmente los económicos. Para el ciudadano de a pie el fin del euro es una incógnita más para la que las repuestas son, mayoritariamente, vacías. 
Igual que la única ventaja que encontrábamos a la creación del euro fue el poder viajar por Europa sin necesidad de comprar monedas extranjeras, el único miedo que ahora tenemos los que no sabemos gran cosa de economía es retornar a la peseta sin que los precios bajen.


Al fin y al cabo, eso es lo que hemos vivido con el euro: un incremento de más del 50% en muchos de los productos consumidos habitualmente (aún recuerdo cuando salir de fiesta con mil duros significaba ser el amo, y el que sale ahora con 50 euros apenas aguanta -económicamente- hasta las 3 de la mañana).


Nos dijeron que el euro serviría para unir Europa ante el resto del mundo, para hacernos fuertes ante la superpotencia estadounidense, que la competitividad sería más feroz gracias a la eliminación de barreras monetarias y que la multicultura siempre favorece la tolerancia. Quizás alguien debería haberse planteado más en serio los inconvenientes de juguetear con la economía familiar de tantos millones de personas que, tras haber sufrido los problemas inflacionarios inherentes al euro, ahora ven cómo los políticos europeos entran en una lucha de egos para ver qué país está peor y quién tiene más capaz de decisión en Europa.


¿El resultado? Grecia y Portugal al borde de la quiebra, Italia y España en el punto de mira, Alemania y Francia dando lecciones de economía mientras deberían cerrar la boca a causa de su deuda, los países del Norte echando la culpa al hecho de haber admitido a los países mediterráneos en la UE, Estados Unidos aprovechando el tirón para atacar políticamente a Europa gracias a las desgracias del euro y, para más inri, la brecha entre ricos y pobres más alta que en los años ´80.


Precariedad laboral, reducción de derechos sociales, disminución del poder adquisitivo del ciudadano medio, Ministras de Trabajo llorando a causa de las medidas que adopta su Gobierno,  Primeros Ministros a los que se tacha de locos por querer saber la opinión de su pueblo, la Merkozincrasia imponiéndose en Europa y decenas de expertos echándose las manos a la cabeza porque cómo es posible que nadie pensase en las consecuencias negativas de la unión monetaria.


Me niego a creer que a nadie se le ocurriese pensar hace veinte años que Maastricht no era buena idea. En España hay muchos detractores de la unión estatal que se llevó a cabo con la Transición. En Bélgica, han estado un año sin Gobierno porque el norte dice estar harto de subvencionar al sur del país. En Italia tienen Gobierno, pero la situación norte-sur es la misma que en Bélgica. En Inglaterra -el país con la moneda más fuerte de Europa- pasaron olímpicamente desde el momento cero de formar parte del euro. Y así, hasta 27 posturas que denotan los problemas internos de los 27.


Ahora, dejo un espacio abierto a la reflexión: si, por lo general, no nos queremos ayudar ni dentro de nuestras fronteras, ¿cómo es posible que los expertos y la élite política de Europa no pudieran pensar a tiempo que estaban metiendo los pies de todos los europeos en el barro?
La respuesta venga, quizás, dada por la noticia publicada hoy en El País acerca de las diferencias entre ricos y pobres: hubo unos pocos que se beneficiaron de la unión, y ahora ya son lo suficientemente millonarios como para no preocuparse por la crisis del euro







viernes, 2 de diciembre de 2011

El periodismo muerto

El fin del periodismo es un augurio que lleva copando los debates sobre comunicación no sólo los últimos años, sino las últimas décadas. Que ahora, mejor que nunca, seamos conscientes de que la información es tratada como un bien con objetivos rentables más que como un servicio público no significa que el periodismo aún esté vivo, ya que lo único que está vivo es el afán de lucro de aquellos que poseen los medios.
No quisiera desvirtuar la magia de esta profesión tan hermosa –siempre y cuando se sigan las directrices de la ética-, pero me atrevería a decir que, por lo general, la vocación periodística a lo largo de la historia sólo ha sido real en aquellos que aún no habían conseguido obtener un poder periodístico real. Que actualmente los fines del periodismo sean claramente no periodísticos no significa que antaño sí lo fueran, lo que pasaba es que no era de recibo que el público aceptase táciamente que le estaban vendiendo algo como lo que no era.
A partir del siglo XVIII, cuando se puede comenzar a hablar de periodismo como tal, la prensa se utilizaba como un arma política de doble filo: coacción de los que ostentaban el poder y ansia de libertad de los que lo anhelaban (para acabar coartando dicha libertad en caso de hacerse con el poder). En España, por ejemplo, el caso más claro viene en el siglo XIX de la mano de Espartero.
A nivel mundial, no fue hasta el siglo XIX cuando se comenzó a hablar de un periodismo serio, basado en una deontología profesional y utilizado como un bien común para ejercer el derecho a la información de todo ciudadano. Sin embargo, el liberalismo ya era un hecho y bajo el pretexto de la libertad de expresión se quisieron eliminar las protecciones estatales de los cables telegráficos para garantizar auténticos monopolios privados de dichas redes.
En el siglo XX, el de las ideologías, el periodismo fue una maraña de mentiras y propaganda que sirvió para manipular a las masas adormecidas, o quizás hastiadas de los conflictos internacionales, que terminaron creyendo aquello de que todo hombre tiene derecho a ser feliz en la Tierra y tiene las mismas posibilidades de ser lo que quiera.
Actualmente, nos damos cuenta de que los que ostentaron el poder en el siglo XVIII son los que se lo disputaron en el siglo XIX, nos hicieron creer que cualquiera podría ostentarlo en el XX para darnos un bofetón de realidad en el XXI. La pena es que antaño el periodismo se vestía de un traje más elegante, se le llenaba la boca al decir: “vamos a cambiar el mundo”, y ahora abarata costes en retórica para decir abiertamente: “lo único que me interesa es tu dinero, el que me otorgues como cliente o el que te expropie como patrón”.
Huelga decir que las pretensiones periodísticas de hace un siglo eran mucho más loables que las de ahora, por lo que la vocación hoy en día sigue siendo, en gran medida, convertirse en un Larra, en un Azaña o en un Prieto; pero en el mundo que nos ha tocado vivir no conviene soñar con que se llega a las nubes sin ser capaz de mantener los pies en el suelo, por lo que es una banalidad alegar que el periodismo está muriendo a causa de las macroempresas que solo lo son por lo que pueden obtener a cambio.
El periodismo murió desde que nació, puesto que el bien común sólo lo fue cuando resultó rentable. Ahora lo rentable es publicar noticias de redactores freelances que escriben para sentirse realizados a cambio de nada, sin titulación ni conocimientos sobre comunicación, o emitir programas de interés público deleznable, pero ése es otro cantar.
La única salida en la actualidad para ser fiel a uno mismo y para hacer periodismo de calidad está en el mismo lugar en el que se encuentra la guillotina comunicacional: la web. La única salida es que los que realmente quieren alzar la voz para gritar al mundo hay algo que va mal parece tomar la forma de la web 2.0. Los blogs son el perfecto instrumento para hacer periodismo de calidad, autofinanciado, pero de calidad (porque seguramente apenas nadie leerá lo que en ellos se escriba y de tal manera no se flirteará con un poder que sea capaz de corromper a nadie). Habrá que buscarse otro trabajo, pero es el precio que hay que pagar por hacer un buen trabajo. Para hacer cualquier cosa ya están otros.
De esta forma, a los que nos denominan “puristas del lenguaje” por el simple hecho de escandalizarnos cuando en la red vemos escrito un “haber” en lugar de un “a ver”, se nos abre un nuevo camino para hacer pervivir el espíritu periodístico, y aquellos a los que realmente el periodismo les da igual (la inmensa mayoría) se les puede seguir ofertando calidad de la mano de “periodistas estrella” que, en el mejor de los casos, se apellidan Esteban o Vázquez.
¿De qué nos vamos a sorprender a estas alturas? Hemos llegado a este punto porque realmente, actuando como masa, hemos decidido que no nos interesa el periodismo de calidad.